Este 2020 vivimos en plena era Covid-19 , llena de incertidumbre acerca de la expansión del virus y de muchas otras cosas, como si nos van a volver a confinar o no. Muchas personas están planificando sus vacaciones pensando en la probabilidad de si el destino al que pensaban ir, tiene muchas o pocas posibilidades de ser seguro, epidemiológicamente hablando. Dependiendo de esto, nos podríamos ver envueltos en una cuarentena en el propio destino o a la vuelta de nuestras vacaciones.
Pocos hoteles ven rentable abrir sus puertas por esta misma incertidumbre de si va a venir turismo o no. De si los países de origen van a levantar algún tipo de veto a los destinos. Incertidumbre absoluta. Pero se nos está escapando algo. Las mismas personas del país en el que vivimos, sienten esta incertidumbre a la hora de viajar a países extranjeros, lo cual hace que el turismo nacional aumente mucho. Muchos amigos y conocidos están viajando a destinos nacionales que poco tienen que envidiar a muchos internacionales. Sin ir mas lejos, la pasada semana pasé unos días en el Hierro. La ocupación hotelera o más bien, de Airbnbs era alta. Porque la oferta es baja. Lo mismo pasa con los restaurantes. Los pocos que abren están llenos. Comprendo el miedo de muchos empresarios a abrir las persianas de sus negocios en estos tiempos. Pero la realidad es que los que se atreven, están llenos. Esto, en mi opinión, ocurre por el miedo que los medios de comunicación impregnan en la sociedad más incauta y maleable. Lo cual genera un efecto cascada que sume en una incertidumbre mayor de la que hay a muchas personas. Algunas de ellas cerrando sus negocios temporalmente mientras pasa la tormenta. Y la realidad es que los barcos que salen a pescar, se quedan con más pescado del que había disponible antes del Covid cuando todos estaban faenando.
Es por tanto una tendencia en alza el turismo nacional. Hora de poner en valor lo nuestro (Entiéndase lo nuestro como lo del país de cada uno). Y hora de que los empresarios se den cuenta de esto, y estén al pié del cañón para enriquecer aún más nuestros destinos. Para que al salir de esta, salgamos todos más fuertes. Paciencia que todavía queda. Lo que está claro es que trabajando menos, no se arreglan las cosas.