Desde el nacimiento de los primeros Weareables, los diseñadores se han ido adaptando a las demandas del mercado. Al principio con que funcionaran bastaba, y a los usuarios más geeks no nos importaba que fueran feos o aparatosos. Ahora el mercado está cada vez más saturado de productos tecnológicos que podemos llevar puestos y los productores han conseguido miniaturizar los elementos esenciales que hacen inteligentes a estos productos. Llegados a este punto las marcas empiezan a sacar dispositivos más elegantes e incluso marcas de moda se están atreviendo a convertir en inteligentes sus productos o joyas.
También existen opciones para convertir en inteligentes cierto relojes, y de ese modo poder contar con la tecnología, el estatus y el diseño en una misma pieza.